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Más Abrazos // Martes 25 Mayo, 2021 // #incontinencia urinaria, #enuresis, #consejos
Unas notas malas en el colegio, mudarse a otra ciudad, sentirse rechazado en un equipo o club o una enfermedad en la familia son algunos de los principales factores de estrés que pueden experimentar los niños durante su crecimiento. Estas situaciones pueden afectar a los sentimientos del niño sobre su persona y a su comportamiento en el día a día.
Los padres de los niños que aún mojan la cama suelen plantearse si el estrés es el origen de este problema. Según los urólogos y las publicaciones médicas, probablemente esa no sea la causa. Parece ser que, en el caso de la Incontinencia urinaria en niños grandes, todo apunta a una causa genética (transmitida entre las familias) y a que las señales entre el cerebro, los nervios y los músculos de la vejiga aún no han madurado del todo. Con el tiempo, la vejiga crece y los músculos se fortalecen, y la Incontinencia urinaria en niños grandes casi siempre acaba por desaparecer.
El estrés y la ansiedad por sí mismos no provocan que un niño que nunca mojó la cama empiece a hacerlo.
No obstante, el estrés puede contribuir de forma indirecta.
El estrés emocional y psicológico pueden ocasionar que un niño se comporte o actúe de forma diferente y acabe mojando la cama. Es el cambio en el comportamiento del niño causado por el estrés, y no el propio estrés, lo que contribuye a la Incontinencia urinaria en niños grandes.
Por tanto, si tu hijo prácticamente no mojaba la cama, pero de repente empieza a hacerlo, busca la causa en razones no solo médicas, como infección urinaria en niños o diabetes, pregúntate si su comportamiento cambió por algún nuevo factor estresante en su vida.
Por ejemplo, los niños con mucho estrés no pueden dormir bien. Suelen tener dificultad para quedarse dormidos, por lo que las horas de sueño son escasas. A causa de esto, cuando por fin caen rendidos, el sueño es más profundo, lo que provoca la Incontinencia urinaria en niños grandes.
Y el estrés no solo se manifiesta en los hábitos de sueño del niño. Sus rutinas diarias, como la comida e idas al baño, también se alteran. Te resultará más difícil que un niño estresado o con un problema emocional siga las reglas de casa, por ejemplo, ir al baño antes de dormir. Además, los niños tenderán a comer más dulces o comidas saladas en un esfuerzo por calmar el problema que les molesta. Esta estrategia tan poco saludable ocasiona más sed, más ingesta y retención de líquidos y, en definitiva, más camas mojadas.
Es muy importante tratar la causa subyacente del estrés de tu hijo de forma comprensiva y servicial. También deberías ayudar a tu hijo a mantener sus hábitos y rutinas diarias, incluso si se muestra reacio. Además, puede ser útil relacionarte con otras familias en la misma situación.
Información tomada de: https://www.goodnites.com/es-us/
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